Trece largos y dolorosos años ha tardado la justicia en llegar al hogar de la familia Lima Buendía. El Poder Judicial del Estado de México anunció la sentencia de 70 años para el expolicía Julio César Hernández Ballinas por el feminicidio de Mariana Lima, asesinada en 2010 en Chimalhuacán. En un país donde el 95% de los crímenes no se esclarecen, el caso de Mariana Lima se ha convertido en un símbolo contra la impunidad de los asesinatos machistas ya favor de la lucha de las madres por obtener justicia para sus hijas.
La condena se produjo tras una dura batalla legal y los esfuerzos de Irinea Buendía para que el nombre de su hija no cayera en el olvido. Mariana Lima, estudiante de derecho, asesinada a los 29 años en la casa que compartía con su agresor.
Cuando Mariana Lima fue asesinada, los feminicidios no estaban sancionados como delito en México. En ese año ni siquiera estaba tipificado en el código penal y las autoridades decidieron archivar el caso, fingiendo que todo había sido un suicidio. Una estrategia que se repite en las fiscalías de todo el país para explicar la muerte violenta de cientos de mujeres, aunque las cifras de violencia machista digan lo contrario. Le pasó a Lesvy Berlín Rivera, asesinada en la UNAM en 2019. A Abigail Hay, en Oaxaca el año pasado. A la Dra. Beatriz Hernández, en Hidalgo. A Yolanda Martínez, en Nuevo León. Y Luz Raquel Padilla en Guadalajara, quien fue acusada de prenderse fuego.
A cinco años del feminicidio, la Corte Suprema concedió un amparo a Irinea Buendía y ordenó a la Fiscalía del Estado de México rehacer la investigación aplicando la perspectiva de género. Tuvo que volver a empezar cinco años después. Eso volvió a sacar a la luz cientos de documentos y decenas de cajas llenas de expedientes. Se necesitaron otros dos años para reconstruir un caso lo suficientemente sólido como para llevar el feminicidio ante la justicia. Hernández Ballinas fue detenido en 2016.
La defensa optó por retrasar el proceso. Los abogados del atacante interpusieron amparos por siete años. Pero fue tan evidente la evidencia de que el esposo de Mariana Lima la agredió —la amenazó con matarla con un bate, la violó mientras le apuntaba con el arma, la acusó de robar dinero, según testimonios de sus familiares— que es difícil creer que la ceguera de las autoridades fue involuntaria. En el camino, Irinea Buendía y sus hijos tuvieron que abandonar su hogar. Fueron agredidos y amenazados de muerte para que desistieran de buscar justicia.
El caso de Mariana Lima abrió el camino a la justicia para otras víctimas y estableció que toda muerte violenta de una mujer en México sea investigada como feminicidio. Aquel fallo de la Corte Suprema sentó el principal precedente judicial para la lucha contra la violencia de género y cambió la justicia mexicana. Esto en un país donde entre 10 y 11 mujeres son asesinadas al día. “Es una sentencia paradigmática, un parteaguas que tiene que ser estudiado por todos los estudiantes de derecho penal”, dice la abogada Leticia Bonifaz, propuesta por México para integrar el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU (CEDAW, por sus siglas en inglés) .
El caso fue el germen para que miles de mujeres y sus familias alzaran la voz. “La sentencia establece criterios para tener en cuenta los contextos de violencia que viven las mujeres cuando existe una relación sentimental con el agresor y tienen algún poder como policías o militares”, explicó María de la Luz Estrada, directora de la Observatorio Nacional del Feminicidioen una entrevista con este periódico.
De esta sentencia también surgió una forma diferente de trabajar e investigar los feminicidios. Se crearon fiscales especializados en este tipo de delitos en todo el país. “De la unión de estos casos, de estas dos mujeres, Mariana y Lesvy, surgió esta Fiscalía”, dijo a EL PAÍS Sayuri Herrera, la primera fiscal de feminicidios en la Ciudad de México y actual coordinadora de la Agencia de Delitos de Género en la capital. . “Eran semillas de justicia para el resto de las mujeres”, dijo Herrera.
Irinea Buendía pasó de vender jugos en el mercado a convertirse en una defensora de los derechos humanos y un referente en México. “Ha viajado por un México que nunca imaginó conocer, hablando de su hija, contando su historia, tratando de evitar que otras jóvenes caigan en una espiral de violencia de la que no podrán salir con vida”, escribió Bonifaz. en un artículo reciente.
Además de la pena de 70 años de prisión, el juez ordenó la reparación del daño y el reconocimiento de todos los familiares como víctimas. Agotada tras más de una década en busca de justicia, la familia de Mariana Lima tiene previsto dar una rueda de prensa el próximo miércoles. El fallo es definitivo. Las semillas de justicia han tardado en dar sus frutos, pero la sentencia marca el camino para que no vuelva a ocurrir un feminicidio como el de Mariana Lima. Y para que las víctimas y sus familias no tengan que esperar 13 años para ver tras las rejas a los culpables.
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