Der Stürmer, una banda de black metal de ideología nacionalsocialista de Atenas (Grecia) ofreció un concierto secreto frente a unas 60 personas el pasado fin de semana en la Ciudad de México, según los asistentes que estuvieron en el evento y que prefieren permanecer en el anonimato por razones de seguridad. . Ocurrió en la madrugada del sábado al domingo, pasada la una de la madrugada, en el bar San Diablo de la colonia Roma, según las mismas personas. Junto a ellos, también compartieron cartel dos grupos mexicanos, Tlateotocani, de Zacatecas, y Lobos De AhPuch, de Chiapas. Antes del acto, en las calles aledañas a la sala se produjeron enfrentamientos entre grupos de extrema derecha y grupos antifascistas que intentaban impedir la realización del recital. Un día después, los griegos jugaban en Ciudad Juárez, tal y como ha podido confirmar EL PAÍS gracias a un video en vivo
El primer cartel que se difundió indicaba que el concierto se iba a realizar en la sala HDX Circus, en Azcapotzalco, pero dos días antes los dueños del establecimiento lo negaron y aseguraron que no tenían conocimiento del evento. También se destacaron los promotores, Registros de Azermedot Y Producciones de sangre. Las dos productoras organizan regularmente conciertos de metal, aunque según los entrevistados no se habían atrevido antes con grupos musicales de ideología fascista. Ante la indignación popular que provocó la convocatoria, decidieron desvincularse del recital. Los responsables de Azermedoth Records han declarado a EL PAÍS: “No apoyamos estas formas de pensar ni ningún tipo de discriminación contra nadie”. Aseguran que desconocían la ideología de Der Stürmer y el mensaje que difundían en sus canciones. Blood Productions ha sido contactada por este diario, sin recibir respuesta al momento de la publicación.
Fue entonces, según las entrevistas realizadas, cuando integrantes de la escena neonazi mexicana decidieron tomar el control de la situación y redireccionaron el concierto a San Diablo, punto habitual de reunión de grupos fascistas. Dado que el cambio de sede no fue iniciativa de Azermedoth Records y Blood Productions, muchas de las personas que habían comprado entradas no fueron notificadas. La ubicación final del acto se corrió de boca en boca, solo entre personas de confianza del entorno ultraderechista, lo que explica que al final solo asistieran entre 50 y 60 asistentes, según el testimonio que uno de ellos ha facilitado a EL PAÍS.
Cuando comenzó el concierto, un grupo de personas vestidas de negro formaron un cordón de seguridad en la entrada del San Diablo. La cerradura de la puerta estaba echada y los vecinos consultados aseguran que había grupos de hombres vigilando en las esquinas de la calle para asegurarse de que los grupos antifascistas no volvieran a entrar. “Estaban monitoreando de esquina a esquina para ver si volvían a boicotear el evento”, cuenta un vecino que pasó varias veces por el lugar, alertado de la presencia de neonazis. En el interior del bar, los organizadores prohibieron a los asistentes sacar el móvil, grabar vídeos o hacer fotografías, aunque una fuente presente en la sala asegura que había un fotógrafo con equipo profesional.
Entre canción y canción, el público entonaba cánticos fascistas como el sieg heil, el saludo ejecutado por los oficiales nazis ante Adolf Hitler. Una pancarta de Der Stürmer adornada con simbología de extrema derecha dominaba el escenario. “Primero tocó la banda estelar, porque dijeron que ya se sentían amenazados. Llegaron en un Uber, así como llegaron los metieron en un cuartito y los sacaron a jugar. Terminaron su set, mucha gente quería tomarse una foto con ellos afuera, tal vez hubo 10 personas que lo hicieron, luego se subieron al auto y se fueron al hotel. Salieron tocando las otras dos bandas, pero ya se estaba yendo mucha gente, tocaban para 15 o 20 personas”, narra el mismo asistente.
Rodolfo Rojas, uno de los asistentes al concierto y conductor de una especie de podcast casero que difunde ideas fascistas, describió la velada en sus redes sociales: “Seguimos todos, entre birras, temas y buen NSBM [black metal nacionalsocialista, por sus siglas en inglés] para escuchar, hasta que finalmente sea hora de irse, nos emociona saber que tendremos a las bandas en vivo ya todo color. Joder, nos avisan que se cancela (…) Alguien grita… ¡¡¡Espera!!! Que siempre tenemos ya a Der Stürmer en el escenario, bravo!!! (…) Llegamos al lugar. Hay policías, ambulancias y cables colgando que a nadie parece importarle, solo quieren ver a los invitados especiales de la noche (…) Llegó la hora, nada de celulares, se enciende el escenario, llegó la hora de ver y escuchar el griego…”.
Conciertos fascistas, una realidad cada vez más común en México
El San Diablo es un punto de encuentro habitual de la escena neonazi local. A pesar de parecer un bar de rock and roll que ofrece cervezas, hamburguesas y conciertos tributo a bandas de la década de 1980, una mirada rápida en línea revela vínculos obvios con la ideología fascista, como una foto de un concierto de Execution 1980, un grupo mexicano. de extrema derecha que ya jugó en otro evento el pasado mes de noviembre, en el Pentatlón Hall, que luego fue clausurado. Aquel recital, que recibió el nombre de ‘El Imperio Contraataca’, contó con prefiesta en el San Diablo, según pudo confirmar EL PAÍS. El recinto también organizó, entre otros eventos, un taller con Grace Amabile, una “productora, directora y guionista”, según sus propias palabras, a quien se le puede ver en sus redes sociales luciendo ropa con la cruz solar estampada, símbolo que usan los blancos. supremacistas Este diario ha intentado contactar con los responsables del establecimiento, pero al cierre de esta nota no ha obtenido respuesta.
El cartel del concierto empezó a circular en redes sociales a mediados de junio de 2022. Diferentes promotoras y blogs especializados en el género metal, así como en la escena neonazi, fueron los encargados de difundir la información. Originalmente, Der Stürmer tenía planeado dar tres recitales en el país: en la capital, Guadalajara y Ciudad Juárez. Para la Ciudad de México, los boletos solo se podían conseguir en tres puntos: Necrosis Metal Store, en la colonia San Rafael; Metalistería La Cueva, en Buenavista; y dos puestos en el mercadillo cultural El Chopo, donde había que preguntar por un señor llamado Richard. También se compartió un número de teléfono para contactar a los organizadores y comprar boletos directamente con ellos. El precio de cada boleto fue de 600 pesos mexicanos.
Las protestas de diferentes grupos sociales se interpusieron y lograron paralizar el concierto en Guadalajara, donde incluso el Gobierno intervino ante el revuelo. El ruido mediático iba en aumento. El Circo HDX en la Ciudad de México publicó un comunicado en el que aseguró que su establecimiento no iba a albergar el recital y que nadie había alquilado siquiera el espacio. Charlie Salgado, responsable del foro, explica: “No cancelamos como tal porque no éramos conscientes de ello. Ni siquiera éramos muy conscientes de la ideología de las pandillas. Simplemente decidimos no hacerlo porque no teníamos planes de hacer un evento hasta el 21 de enero. El sábado vinieron de la Alcaldía a revisar el lugar porque tenían información de que se iba a hacer un evento que no estaba permitido, pero les explicamos lo mismo para ellos”.
Ante la suspensión del evento, algunas de las personas que habían comprado sus entradas solicitaron la devolución del importe. No fueron informados de una posible reubicación. Un empleado de Metalistería La Cueva ha asegurado a este diario que no les avisaron de ningún cambio: “Le devolvíamos el dinero a quien venía a pedirlo. Los organizadores no nos informaron que el concierto siempre se iba a llevar a cabo.
“Demasiado extremo para ser permitido en los Estados Unidos”
El concierto en Ciudad Juárez se llevó a cabo el domingo en un recinto cercano a El Paso. La organización estuvo a cargo de Volver a la reserva del mal, un promotor que ya había coordinado conciertos neonazis al otro lado de la frontera, en estados como California e Illinois. Para la presentación de Der Stürmer, la compañía anunció que el evento era “demasiado extremo para ser permitido en Estados Unidos”, y que el grupo “tiene prohibido actuar en Estados Unidos desde 2016”, por lo que esta sería la mejor oportunidad. para ver Der Stürmer. la banda griega cerca de territorio estadounidense.
Los boletos tenían un precio de $ 35 por adelantado y $ 40 el día del concierto. Días antes, el presidente municipal de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, aseguró a la prensa local que no sabía dónde se iba a realizar el evento, y que el municipio estaba pendiente de cancelarlo si finalmente se trataba de un recital de ideología neonazi: “Si es propaganda que discrimina a las personas, que sugiere que algunos son superiores a los demás, entonces sí [se suspende]. Si es una canción de rock pesado o cosas así, que existen y que hemos lidiado toda la vida, entonces no”.
Der Stürmer se formó en Atenas en 1998 por un músico identificado en foros especializados como Jarl Von Hagall. Desde entonces ha editado numerosas grabaciones, todas llenas de mensajes fascistas, antisemitas u homofóbicos. Sus letras son muy agresivas y recurren a menudo a la retórica bélica. Una de sus canciones más conocidas dice: “Mis armas volverán a ser ensangrentadas / para acabar con tu miseria, afilaré mi hacha / negros, judíos, amarillos y rojos de mierda / tu suciedad pronto terminará en sangre”. El nombre de la banda proviene de un popular periódico de propaganda nazi con sede en Nuremberg, Alemania, que se publicó entre 1923 y 1945.
El grupo ha dado conciertos en eventos de Amanecer Dorado, el partido griego de ideología neonazi cuyos simpatizantes asesinaron al rapero antifascista Pavlos Fyssas en 2013 y fueron declarados organización criminal por los tribunales griegos en 2020. En ese juicio, uno de los los condenados a penas de 13 años de prisión fue el diputado Giorgos Germenis, apodado kaiadas en la escena musical fascista, que aparece acreditado como bajista de estudio en el primer álbum de la banda, ¡La sangre llama a la GUERRA! (2001), según el portal especializado Discogs.
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