La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, anunció el viernes que la reforma fiscal no se implementará en 2025 y se centrará en mejorar la recaudación de impuestos para financiar el presupuesto federal. A pesar de un déficit presupuestario proyectado del 3,2% del PIB para el próximo año, Sheinbaum destacó que hay más oportunidades para aumentar los ingresos sin necesidad de reformas profundas.
En su conferencia mañanera, la mandataria indicó que su administración se concentrará en fortalecer la recaudación aduanera y simplificar trámites en el sistema tributario. El ministro de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, también enfatizó que la recaudación tributaria será la principal fuente de financiamiento del presupuesto 2025, que se estima en 8 billones de pesos (unos 400 mil millones de dólares).
Ramírez de la O afirmó que el gobierno espera alcanzar ingresos tributarios históricos, equivalentes al 14,6% del PBI, sin crear ni aumentar impuestos en términos reales. Sin embargo, México terminará este año con un elevado déficit fiscal, cercano al 5% del PIB, y una deuda significativa, particularmente en la petrolera estatal Pemex, lo que ha generado preocupación entre analistas y agencias calificadoras como Moody’s.
Moody’s revisó la calificación de México de estable a negativa, aunque la calificación de la deuda soberana de largo plazo se mantuvo en Baa2. Los expertos advierten que el déficit fiscal representa un gran desafío y que las medidas para equilibrar las cuentas fiscales en 2025 podrían resultar insuficientes, lo que podría obligar al gobierno a considerar reformas fiscales.
Sheinbaum señaló que habrá cambios importantes en la asignación del presupuesto y una mayor apuesta por el ahorro, aunque aseguró que esto no afectará los negocios, los programas sociales ni las inversiones públicas. La propuesta de presupuesto para 2025 prevé un crecimiento económico del 2 al 3 por ciento, con una inflación del 3,5 por ciento y una deuda pública del 51 por ciento del PIB.
Analistas, como Gabriela Siller, del Banco Base, creen que las proyecciones del gobierno son demasiado optimistas y difícilmente se cumplirán, lo que podría llevar a otra rebaja de la calificación de la deuda del país. En respuesta a las preocupaciones de Moody’s sobre el debilitamiento del marco institucional en México, Sheinbaum expresó escepticismo, sugiriendo que las agencias calificadoras a menudo utilizan modelos económicos que no reflejan la realidad del país.
El deterioro institucional señalado por Moody’s podría representar un riesgo adicional para la economía mexicana, especialmente en el contexto de una posible revisión del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC) prevista para 2026.