Xavier López Chabelo: La infancia que nadie catafixiaría

No es exagerado decir que con la muerte de Chabelo este sábado se esfumó la infancia de millones de mexicanos. Y paradójicamente, ese mismo día han vuelto a nuestra memoria aquellas mañanas de domingo frente al televisor viendo concursos y cantando canciones. Chabelo hizo mucho por los niños, por los padres y por la televisión, apoyando el programa infantil más antiguo de México durante décadas. Los niños, principalmente de la generación milenario, contaron con Xavier López para entender la vida más allá de casa. Los padres tenían un aliado para descansar un par de horas más o para enfrentar la dura realidad. Y la televisión fue testigo de la transformación de un modelo publicitario que incluso podía ser divertido.

Crecer no es fácil y Xavier López lo sabía. Hizo que el niño malhumorado y con rabietas de la carabina ambrosio Se convirtió en “el amigo de todos los niños”. El actor entendió muy temprano que su personaje tenía que evolucionar ante los cambios en la industria televisiva y optó por llenar un vacío importante en la programación. ¿Qué ven los niños los domingos por la mañana? Y de un golpe se estremeció el personaje nocturno. Lo convirtió en inocencia y risas. Creó todo un universo y con el tiempo se instaló en la memoria de millones. Incluso después de su retiro, conocía la magia de la viralidad de Internet.

Cada niño mexicano que vi En familia con Chabelo soñaba con un concurso o un premio. Eran los zapatitos de los Bubble Gummers, los muebles Troncoso, los triciclos Apache, los Avalanche, los Sonric’s muffin y una lista interminable que fue cambiando con el paso de las décadas y la renovación de los productos de los anunciantes. El México desigual, que siempre ha existido, tuvo un punto de encuentro durante esas mañanas y el país se transformó en el camino de la globalización. En medio de este panorama, Chabelo insertó en su publicidad un tanto subliminal buena parte de los productos hechos en México: con espacios de distribución limitados, muchos de ellos se volvieron míticos. En Puebla, por ejemplo, nunca hemos visto un sillón de cuero Troncoso.

En medio de tanta publicidad mezclada con juegos, el actor tocó las fibras supersensibles de la infancia. Esas ganas de aprenderlo todo, esa emoción de jugar, ese vivir sin preocupaciones. El deseo de ser el que vino al estudio de televisión a participar. Un concurso con los zapatos Bubble Gummer –botas de goma rojas, por supuesto– donde las madres debían descifrar, entre una docena de niños que desfilaban en una pasarela anónima, qué pies modelaban con los zapatos en cuestión los de su hijo. La cabecita infantil podía jurar que, si llegaba a ese concurso televisivo, su madre no fallaría, que sus piececitos no pasarían desapercibidos. No para ella.

La genialidad de Chabelo lo llevó a crear su propio verbo: catafixiar. Solo él y Cantinflas han llegado a las raíces mismas del ADN mexicano y lo han cambiado. La Academia Mexicana de la Lengua define el verbo como “cambio de un objeto por otro, sin importar necesariamente el valor de ambos”. Y así lo hizo el actor, que tras horas de concursos y canciones, enfrentó a los niños concursantes a una difícil decisión: quedarse con su premio o canjearlo por una sorpresa. El intercambio fue a veces decepcionante. Una lección en cápsula: el cambio es difícil, pero hay que arriesgarse. Cuando crecimos, todos terminamos enfrentando la catafixia de la vida.

Xavier López entendió la infancia mexicana a través de Chabelo. En un país acostumbrado al centralismo del Distrito Federal, logró visibilizar a los que llamó “amigos provincianos”. Los niños que en los rincones más recónditos del país encendían el aparato puntualmente a las 7 de la mañana de un domingo, y también soñaban desde el norte o el sur con ir a la capital a participar de un concurso. Un mínimo detalle o una simple lección de geografía, pero para muchos de ellos fue la diferencia a la hora de entender la grandeza del mundo. Chabelo fue un punto de cohesión para miles de familias mexicanas antes del internet, las tabletas, los videojuegos y las plataformas. Desde hoy, es el recuerdo de una infancia feliz para otras generaciones. Esto es catafixia.

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By México Actualidad